viernes, 20 de diciembre de 2024
jueves, 19 de diciembre de 2024
EL EMOCIONALISMO LUTERANO-MODERNISTA: SU IMPACTO DESTRUCTIVO EN LA FE Y EL ORDEN CRISTIANO
INTRODUCCIÓN
El emocionalismo, entendido como la exaltación desordenada de la experiencia subjetiva en la vida religiosa, tiene raíces profundas en la ruptura doctrinal de Lutero y se consolida con las filosofías modernas que inspiran el modernismo teológico. Este fenómeno no solo corrompe la fe, sino que también desintegra el orden social y político fundado en principios cristianos. Este artículo analiza el impacto destructivo del emocionalismo en el ámbito espiritual, doctrinal y político, y propone una restauración basada en la Tradición católica.
EL EMOCIONALISMO LUTERANO Y SU SUBJETIVISMO RELIGIOSO
La ruptura protestante de Lutero marcó una disociación radical entre la fe y la razón. Al proclamar la sola fide y la sola scriptura, Lutero redujo la fe a un acto subjetivo de confianza personal, desligado de las buenas obras, la mediación sacramental y la autoridad de la Iglesia.
El rechazo de la objetividad de la fe y la sustitución de la autoridad eclesial por la interpretación privada de las Escrituras generaron un subjetivismo religioso que ha fragmentado la unidad doctrinal y social de la Cristiandad. En este modelo, la salvación se basa únicamente en un “sentimiento de confianza” y no en la adhesión a las verdades reveladas y vividas en la Iglesia.
En el ámbito político, la ruptura luterana dio lugar a la subordinación de la religión al poder temporal, fomentando el surgimiento del Estado moderno y la progresiva secularización de la sociedad. Este proceso despojó al orden político de su fundamento divino y condujo a la proliferación de ideologías basadas en la autonomía humana.
EL MODERNISMO COMO HEREDERO DEL EMOCIONALISMO LUTERANO
El modernismo, definido como la tendencia a reinterpretar la fe conforme a los principios filosóficos modernos, es una prolongación del subjetivismo religioso iniciado por Lutero. Al igual que el protestantismo, el modernismo convierte la fe en una experiencia personal desligada de la verdad objetiva, abriendo las puertas al relativismo.
Las principales características del modernismo incluyen la exaltación de la experiencia religiosa individual como criterio de verdad, la negación de la inmutabilidad de los dogmas, y la subordinación de la Revelación divina a la conciencia humana. Según esta perspectiva, el dogma ya no es expresión de una verdad eterna, sino una construcción simbólica que evoluciona según las necesidades del hombre.
Estas ideas han debilitado la autoridad de la Iglesia y han introducido una profunda confusión doctrinal. La fe objetiva y sobrenatural es reemplazada por un sentimentalismo antropocéntrico que busca agradar al hombre más que glorificar a Dios.
LAS CONSECUENCIAS POLÍTICAS DEL EMOCIONALISMO Y EL MODERNISMO
El emocionalismo y el modernismo no solo afectan la fe, sino también el orden social y político. El subjetivismo religioso trasciende al ámbito jurídico y político, promoviendo la disolución de un sistema basado en la ley natural y divina.
En el plano jurídico, estas corrientes fomentan un relativismo legislativo donde las leyes se rigen por la voluntad cambiante de las mayorías, en lugar de buscar el bien común conforme a principios universales. Esto ha contribuido a la destrucción de los vínculos comunitarios naturales como la familia, las parroquias y las naciones.
El antropocentrismo inherente al modernismo niega la soberanía de Dios en el ámbito político y favorece la instauración de un orden secular centrado en el hombre. Este proceso de secularización ha despojado a la sociedad de su dimensión trascendente, conduciendo al predominio del materialismo y el utilitarismo.
PROPUESTA DE RESTAURACIÓN BASADA EN LA TRADICIÓN
Para contrarrestar el impacto destructivo del emocionalismo luterano-modernista, es necesario un retorno a los principios inmutables de la Tradición católica.
Primero, es fundamental restaurar la unidad espiritual y doctrinal de la Iglesia, reafirmando la autoridad del Magisterio y la fidelidad a la enseñanza tradicional. La fe católica no puede ser adaptada a las tendencias del mundo moderno, sino que debe ser vivida y defendida en su integridad.
Segundo, el orden político y jurídico debe volver a fundarse en el derecho natural y divino, reconociendo que toda autoridad legítima proviene de Dios. Las leyes deben estar orientadas al bien común y conformes a la verdad objetiva.
Finalmente, la reconstrucción de la Cristiandad exige un esfuerzo común para restaurar un orden social donde Cristo sea reconocido como Rey. Este ideal no es una utopía, sino la base sobre la cual se edificó la verdadera civilización cristiana.
CONCLUSIÓN
El emocionalismo luterano-modernista ha causado estragos tanto en la Iglesia como en la sociedad. Su exaltación de la subjetividad destruye la fe objetiva y desintegra el orden político basado en principios cristianos. La solución a esta crisis no está en adaptarse al espíritu del mundo, sino en regresar a las fuentes de la Tradición.
Solo un retorno al derecho natural, a la doctrina perenne y a la soberanía de Cristo puede restaurar el orden destruido por el subjetivismo y el relativismo. La verdadera reforma es aquella que, en palabras de los santos, busca “instaurar todas las cosas en Cristo”.
OMO
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BIBLIOGRAFÍA
1. Pascendi Dominici Gregis (1907).
2. Commonitorium, San Vicente de Lerins.
3. Summa Theologiae, Santo Tomás de Aquino.
4. Cornelio Fabro, voz “Modernismo” en la Enciclopedia Cattolica.
5. Ernst von Lasaulx, Über die Verfassungsformen der Kirche.
6. Miguel Ayuso, El estado en su laberinto.
miércoles, 18 de diciembre de 2024
ESTE ES EL TIEMPO
ESTE ES EL TIEMPO
Señor, este es el tiempo de pujar la cizaña,
de que todos te nieguen, de que triunfe el impío;
por eso, ante la ira del vulgo que se ensaña
contra tu omnipotencia, tu dolor se hace mío.
Yo sé que más que nunca te llueven los insultos,
que más que en otros tiempos te hiere la blasfemia
y que –promocionados por malévolos cultos–
el vicio y la injusticia se han vuelto una epidemia.
Hasta los que se dicen tu Iglesia son aliados
del mundo, al que despojan de tu divina fe
al tratar displicentes tus benditos legados
cual si fueran cenizas de un tiempo que se fue.
Ésta, mi Dios amado, es una amarga hora
que nos asoma al fondo del mal. La apostasía
florece ante el misterio de tu santa demora
y no sabemos cuando volverás todavía.
Repugna la crecida de bajezas humanas
y nuestros enemigos –milicias y legiones–
persisten enfrascados en sus empresas vanas
buscando amedrentarte con ruinosos torreones.
Por eso, Cristo –en medio de este dolor profundo
cuyo único consuelo proviene de tu mano–
mientras se desmoronan los cimientos del mundo,
te ruego que bendigas mi lucha de cristiano.
J. DORÉ
martes, 17 de diciembre de 2024
LAS POSADAS
lunes, 16 de diciembre de 2024
¿QUÉ SON LAS OCASIONES PRÓXIMAS DE PECADO?
Por Jesús Urones y Yasmin Oré
Se dice que la persona que está en peligro de ofender a Dios es porque se encuentra en una situación que lo conduce al pecado; es decir, en circunstancias que suponen para él una facilidad e incitación a pecar. La ocasión próxima de pecado puede proceder de personas que le incitan con su mal ejemplo o de cosas que atraen su voluntad al mal.
Por ello, no siempre debemos pensar que es fruto de malas compañías, también son hábitos o lugares que frecuentamos que nos llevan al mal camino. Para entender esto, podemos poner de ejemplo aquellos amigos que nos invitan a participar de actividades que incitan la lujuria, la embriaguez, la vanidad, etc. o ciertos lugares no recomendables para el católico por su alto contenido de tentación hacia los vicios o pecados de la carne tal como son las discotecas, disco-pubs, tabernas (cantinas), casinos, etc.
Es importante saber, que consentir las ocasiones de pecado, es similar a “amar el peligro”, pues estas poniendo en riesgo tu alma a caer en la tentación. Acercarnos al pecado (ocasión próxima) es dejarnos morder por la serpiente. La Escritura dice:
El corazón endurecido temerá al final el mal, y el que ama el peligro perecerá en él. Eclesiástico 3:27
"Como de serpiente huye del pecado, porque, si te acercas, te morderá. Dientes de león son sus dientes, que quitan la vida a los hombres. "Eclesiástico, 21:2
Por ello, debemos aprender a evitar estas ocasiones, o lo que viene a ser lo mismo “no ponernos en tentación”. La tentación es una solicitud, instigación o estímulo, interior o exterior, para cometer algún pecado. Decimos es interior cuando proviene de nuestra concupiscencia (egoísmo, soberbia, impaciencia, la carne), el apóstol Santiago enseña que: Cada uno es tentado por sus propias concupiscencias, que le atraen y seducen” (Santiago 1,14). Pero también existen tentaciones externas, en este sentido coincidirían con las ocasiones próximas de pecado: Sugestiones del mundo, o del demonio. Muchas de las tentaciones que sufrimos en el transcurso de nuestra vida provienen de las sugestiones e insinuaciones del demonio y del mundo. En este caso la propia escritura nos recomienda huir de lo que ocasionará el pecado:
Y si tu ojo derecho te escandaliza, sácalo y échalo de ti. Porque te conviene que se pierda uno de tus miembros, antes que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te escandaliza córtala y échala de ti; porque te conviene que se pierda uno de tus miembros, antes que todo tu cuerpo sea echado al infierno "Mateo 5: 29-30
Este texto, no debe entenderse literalmente sino la enseñanza que de éste se deriva y es que cuando estamos ante una ocasión próxima de pecado, debemos actuar rápidamente evitando todo diálogo con ella o darle gusto, alejándonos de la tentación, en definitiva, cortar toda relación con lo que nos va a generar esa tentación que nos incitará a pecar.
Evidentemente la división en los dos tipos de tentaciones se debe a que existen tres enemigos del alma: el demonio, la carne y el mundo. Los tres actúan juntos, nos inducen al pecado y a la condenación, por eso es fundamental conocer quiénes son los enemigos del hombre en su progreso espiritual y su camino de santidad para poderlos hacer frente.
Cuando en teología se habla de “ocasión de pecado”, se suele diferenciar entre “ocasión próxima” y “ocasión remota”. Son próximas las que ponen en un peligro serio y grave; es decir, un peligro tal que prudentemente se ha de temer que hará sucumbir a la persona de quien se trata. Son remotas las que conllevan un peligro ligero, que pide cautela, pero que se supone fácilmente superable.
Ejemplos prácticos de ocasión próxima de pecado:
Pongamos algunos ejemplos de ocasión próxima de pecado: digamos que tengo la costumbre de murmurar sobre la gente, hablando a sus espaldas. Digamos que Dios me da la gracia de arrepentirme de ese pecado, de confesarlo y de sentir un fuerte deseo de romper ese hábito. Para hacerlo, será de ayuda evitar situaciones que tienden a fomentar el chisme (esas situaciones son las “ocasiones de pecado” que estamos considerando). Quizás almorzar en el club de tenis es una situación en la que los chismes tienden a dominar la conversación. O tal vez salir a tomar algo con amigos que tienen esta mala costumbre y nos incitan a ello. Evitar ir a estos lugares frecuentemente o no pasar mucho tiempo con esas personas puede ser una buena elección. Me ayudarían a evitar situaciones (ocasiones) en las que tiendo a ceder a la tentación del chisme.
Otro ejemplo, sé que me entra la tentación por la vista, pues a los hombres la tentación de la carne, del sexo , de la excitación les entra por los sentidos en concreto el de la vista, si yo conozco que tengo esa tentación evitaré comprar revistas que me generen dicha tentación, evitaré ver películas de contenido erótico o sexual, e incluso ir a lugares donde estaré siendo tentado, como son las discotecas, playas, disco-pubs etc.
¿Cómo evitar las tentaciones y las ocasiones próximas de pecado?
Por último, os dejo algunas enseñanzas de sacerdotes que han tratado este tema más ampliamente:
Jose Maria Iraburu :
La tentación hay que combatirla desde el principio, desde que se insinúa. Hay que apagar la chispa del fuego inmediatamente, antes de que haga un incendio. Hay que aplastar la cabeza de la Serpiente tentadora en cuanto asoma, al punto, sin entrar en diálogo, sin darle ninguna opción.
Royo Marin en su obra “Teología de la perfección cristiana”:
Durante la tentación. - La conducta práctica durante la tentación puede resumirse en una sola palabra: resistir. No basta mantener una actitud meramente pasiva (ni consentir ni dejar de consentir), sino que es menester una resistencia positiva. Pero esta resistencia positiva puede ser directa o indirecta.
a) RESISTENCIA DIRECTA es la que se enfrenta con la tentación misma y la supera haciendo precisamente lo contrario de lo que ella sugiere. Por ejemplo: empezar a hablar bien de una persona cuando nos sentíamos tentados a criticarla, dar una limosna espléndida cuando la tacañería trataba de cerrarnos la mano para una limosna corriente, prolongar la oración cuando el enemigo nos sugería acortarla o suprimirla, hacer un acto de pública manifestación de fe cuando el respeto humano trataba de atemorizarnos, etc. Esta resistencia directa conviene emplearla en toda clase de tentaciones, a excepción de las que se refieren a la fe o a la pureza, como vamos a decir en seguida.
b) RESISTENCIA INDIRECTA es la que no se enfrenta con la tentación, sino que se aparta de ella, distrayendo la mente a otro objeto completamente distinto. Está particularmente indicada en las tentaciones contra la fe o la castidad, en las que no conviene la lucha directa, que quizá aumentaría la tentación por lo peligroso y resbaladizo de la materia.
Adolfo Tanquerei en su obra “Compendio de Teologías ascética y mística”:
Para vencer las tentaciones y hacerlas redundar en provecho de nuestra alma, hemos de procurar tres cosas principales: 1º prevenir la tentación; 2º pelear con ella valientemente; 3º dar gracias a Dios después de la victoria, o levantarnos después de la caída.
Fuente: ReL
Nota: Es conveniente saber y tener presente que exponerse voluntaria y deliberadamente, Y SIN NECESIDAD ALGUNA, a una ocasión próxima de pecado mortal (aunque no se incurra en el mismo), es ya en sí misma una falta grave.
sábado, 14 de diciembre de 2024
MEDITACIÓN SOBRE TRES CLASES DE CONVERSIONES
I. Hay algunos que se dan a Dios desde su tierna juventud y que parece hubieran bebido la piedad con la leche. Dichoso aquél que lleva el yugo del Señor desde su adolescencia, porque el hábito de practicar la virtud trócase para él en una segunda naturaleza. Da a Dios las primicias de tu vida; desde muy temprano hazle el sacrificio de ti mismo; tu cruz te parecerá más ligera a medida que tengas más edad.
II. Existen otras personas que dan al mundo la flor de su vida y que, después de haber experimentado la vanidad de sus placeres, se disgustan de ellos y se dan a Dios. Si estás entre éstos, llora con la amargura de tu alma los años que sacrificaste al mundo; con fervor debes suplir el poco tiempo que te queda. Si todavía no has comenzado a servir a Dios, apúrate a hacerlo: comienza desde hoy, porque Dios ha prometido el perdón al arrepentido, pero no ha prometido el mañana al pecador que aplaza su penitencia (San Agustín).
III. En fin, hay personas que, al comienzo de su conversión, son todo fuego para los ejercicios de piedad pero poco a poco su celo se enfría y terminan por volver a sus antiguos placeres. Si por desgracia fueras tú uno de éstos, compara, por favor, las dulzuras y la tranquilidad de que gozabas en aquel entonces, con la turbación y los remordimientos que te inquietan ahora. Piensa en los motivos que te habían excitado al servicio de Dios: las mismas causas producirán los mismos efectos.
La penitencia.
Orad por la conversión de los herejes.
ORACIÓN
Señor, que la intercesión del bienaventurado Mesmín, abad, nos haga agradables a vuestra Majestad, a fin de que obtengamos por sus oraciones lo que no podemos esperar de nuestros méritos.
Por J. C. N. S.
viernes, 13 de diciembre de 2024
EL FIAT DE NAZARET: EL SÍ QUE CAMBIÓ EL DESTINO DEL MUNDO
jueves, 12 de diciembre de 2024
¿A DÓNDE VAS, SEÑORA?
La Madre de Dios sale de su cielo llena de majestad. Un querubín la trae en sus alas, en unas alas de variados colores, semejantes a las de las aves de México. Millones de millones de ángeles la preceden formados en inmensos escuadrones. Las músicas celestiales resuenan en los ámbitos del universo y los Ángeles de la América entonan la marcha de la redención: ese canto de que nos habla David en el salmo 110: Redemptionem missit populo suo (mandó la redención a su pueblo).
A su paso los astros que pueblan la inmensidad del firmamento se inclinan ante la primogénita de las criaturas. Baja el sol a cubrirla con sus rayos y las estrellas vienen a engalanar su manto verde-mar... No la preceden el rayo y el relámpago, como en otros tiempos al Dios del Sinaí; sino la luna, señal de paz y de alianza, de la alianza que viene a celebrar con un pueblo que será suyo para siempre.
Los coros angélicos se preguntan asombrados: Quae est ista? '¿Quién es esa Virgen hermosísima, cuya tez es morena y cuyos cabellos son negros como los de las hijas de Cuauhtémoc y de Moctezuma? ¿Cuyo talle es esbelto como las palmas de Anáhuac y cuyos ojos son castos como los de las palomas de nuestros lagos?'
Ellos preguntan: '¿A dónde vas, Señora? ¿Vas a Roma, la Ciudad Eterna? y María les responde: 'No' -¿Vas a Grecia, la antigua patria de las ciencias y de las bellas artes?' -'No' -'¿Vas a España, la señora de los mares, la más rica del mundo?' -'No'- '¿Vas a Jerusalén, esa hermosa cautiva, antes cantada por David y Salomón y ahora con sus cabellos destrenzados y su frente en el polvo?'
-'¿Vas a Nazareth, vas al Monte Carmelo, tu antigua y querida morada?'
'No. Voy a un rincón desconocido del mundo, que se llamará México. Voy a la nación sencilla de los Opatas, que habitan en Sonora bajo tiendas de pieles de cíbolo, y a la nación de los Huaxtecas, que viven en chozas de paja, bajo las palmeras del Potosí. Voy a la nación de los Otomites, que no tienen casas y que duermen en hamacas, como las calandrias cuelgan sus nidos en forma de red de los sabinos de Querétaro. Voy a la nación de los Tarascos, que ejercen sus artes mecánicas en Michoacán y en la Sierra de Guanajuato. Voy a la nación de los Aztecas, que habitan en las lagunas de Tenochtitlan, en Zacatecas, Jalisco y Colima, que al son de su tamboril y de su teponahuaxtli y en el más dulce de los idiomas me cantarán los loores del Testamento Nuevo.
'Voy a la nación de los Totonacas, que son blancos, habitan en la falda del Orizaba y de Acultzingo, y usan de la circunsición, como aquellos israelitas llevados cautivos por Salmanazar, que se perdieron en los hielos de la Rusia. Voy a la nación de los Mixtecas, que en Oaxaca edifican templos al estilo etrusco y cultivan la grana, más preciosa que el múrice de los griegos. Voy a la nación de los Chiapanecas, que viven en Chiapas, que dicen ser los pobladores del Nuevo Mundo y descender de un venerable anciano que fabricó una barca muy grande para salvarse a sí mismo y a su familia en una inundación del mundo. Voy a la nación de los Chichimecas, que viven en míseras barracas de Jalostitlán, Teocaltiche y Comanja.
'De todas estas y otras muchas naciones de diversos idiomas, costumbres, creencias y gobiernos, voy a formar una sola familia: una cosa muy grande, muy santa, muy querida que se llama la Patria; y yo seré la Protectora y la Madre de esa nueva Patria. Llevo retratados en las niñas de mis ojos a todos los mexicanos; llevo todos sus pesares en mi corazón y sus nombres escritos en mi mano derecha. Voy a rescatar sus almas del pecado y sus cuerpos del embrutecimiento.
'No habitaré en los palacios de mármol de Venecia, ni en los jardines de la Alhambra de Granada, sino en un árido monte. Viviré sobre las rocas como la paloma, para orar y conmover al Eterno en favor de este mi pueblo hasta hoy errante y desgraciado. No voy a hablar con Carlos V ni con Francisco I, sino con un indio, que no tiene más que un tosco ayate, fruto del iztle de sus campos. En ese ayate, que es la cuna de sus hijos, estamparé mi semblante. Y este semblante, que venerarán extáticos, será la prenda que dejaré a los mexicanos de mi eterno amor".
miércoles, 11 de diciembre de 2024
LA DIFERENCIA ENTRE LA EDAD MEDIA Y LA EDAD MODERNA ES LA FE EN DIOS
Todo el contraste que existe entre la Edad Media, que buscó las primeras causas, y la era moderna, que persigue las causas secundarias, se ejemplifica en el arte: en la Edad Medía, ningún escultor grabó jamás su nombre en una escultura; y la razón fue que trabajó para Dios; y reconoció que era de Dios quien le dio la capacidad de esculpir, y la mente de un artista; y cuando dejó su obra anónimamente, fue a Dios, la primera causa, quien trajo el crédito. Hoy en día, el escultor graba su nombre en el mármol, porque trabaja para el hombre, y se ha olvidado de la Primera Causa, la Causa de todas las causas, que es Dios. (... )
El arte medieval es el arte de una humanidad redentora. Está arraigada en el alma cristiana, en la orilla de aguas vivas, bajo el cielo de virtudes teológicas, y entre los dulces malvaviscos de los siete dones del Espíritu Santo. Porque en la Edad Media no se trataba de hacer arte cristiano, sino de ser cristianos. Si fueras cristiano, tu arte era cristiano. Si creyeras en los dogmas eternos, tu arte expresaría verdades eternas. El artista medieval solía decir: "Si quieres tallar cosas de Cristo, debes vivir con Cristo. "Para el hombre medieval, el arte requiere calma y meditación en lugar de emoción y motocicletas febril. La historia nos cuenta que el Bendito Angélico lloró mientras pintaba la "Crucifixión" que se encuentra hoy en el Convento de San Marco en Florencia.
(Fulton J. Sheen, de "Verdad y mentiras: una crítica profética del pensamiento moderno" ediciones Mimep)