sábado, 15 de noviembre de 2025

EL PACTO CON EL DIABLO



(Una historia real, sobre el poder de la oración y la caridad).

   Hallábase el nuevo Cura en el atrio de su iglesia una húmeda y sofocante tarde de mediados de junio.

   Un tufillo a perfume barato le anunció la llegada de una jovencita que se plantó frente al Párroco en actitud provocativa. Sus cabellos rizados formaban marco a un rostro que, no obstante su expresión de precoz malicia, era aniñado e insignificante. Miraban con fijeza insolente aquellos ojos gatunos. Las manos, al entrelazarse con nerviosa insistencia, hacían tintinear las pulseras.

   En esto hablo una voz que sonaba a fastidio y desenfado:

   – ¡Vaya, hombre! Alegre usted esa cara que no he venido a hacer penitencia, ni a nada que tenga que ver con la religión.
   – Pues ¿a qué vienes entonces?
   – Muy sencillo. Le prometí a mi madre confesarme. Ella está esperándome a dos pasos de aquí. Entraré en la iglesia y me quedaré un ratito para que crea que estoy confesándome.
   – Hija mía...
   – Llámeme Ágata– rectificó ella.
   – No estoy preguntando tu nombre –contesto el Cura– pero has de saber que Ágata viene del griego y quiere decir “bueno".
   – ¿De veras? Bueno será el chasco de que me crea buena a mí– apuntó con tanta viveza como descaro la mozuela. 
   – Aquí donde me ve, acabo de salir del Reformatorio, del re-for-ma-to-rio – repitió recalcando cada sílaba, y empezó a vomitar un torrente de palabras obscenas.

   El joven sacerdote comprendió que tal lenguaje no era más que la proyección del desprecio interior que la rebelde criatura sentía por sí misma, y eso le indicó que habia aún esperanza en ella.

   – Mi único deseo era verme fuera del reformatorio – prosiguió ella – Fui a la capilla a pedir a Dios que me sacara de allí, pero, por lo visto, Él andaría muy ocupado para hacerle caso a una muchacha como yo...
   – Tal vez no se lo pediría con fe – interpuso el Cura.
   – Crea usted lo que quiera. Lo cierto es que no me hizo caso. Y entonces, en vez de pedirle a Dios, le pedí al Diablo.

   El sacerdote palideció. Era algo inusitado: por un extravío monstruoso, la fe la apartaba de Dios y la llevaba a Satanás...

   – Pero el Diablo no sirve de balde...insinuó para sondear a su interlocutora.

   – Ya lo sé. Ni el Diablo ni nadie, inclusive los Curas... Pero le prometí hacer nueve comuniones sacrílegas si me sacaba del reformatorio. Y empecé a hacerlas. Recibí la Hostia y maldecía para mis adentros a Dios y a toda la corte celestial. A la octava comunión me soltaron. ¿Qué dice a esto Señor Cura?

   El sacerdote permaneció  un momento en silencio y luego dijo:

   – Digo que Satanás ha hecho un magnífico negocio. A cambio de esto, que tú consideras tu libertad, le diste el alma.
   – No se ponga usted trágico, hombre, que no es para tanto…
    – Tienes razón; será Satanás el que salga burlado. Bendito sea Dios. Tu alma no le pertenece todavía al Demonio Ágata: aún puedes salvarla.
   – ¿De dónde saca usted eso? – gritó la mozuela casi llorando de rabia.
   – De lo que tú misma has dicho. ¿Por qué has venido a esta iglesia? ¿No ha sido por complacer a tu mamá? Esto es una prueba que a pesar de todo, la quieres mucho. Y el alma capaz de un afecto puro no está irremediablemente perdida. Ven; pediremos a Dios que te perdone y todo lo que me has contado se desvanecerá como una pesadilla. Presa de violentas y encontradas emociones. Ágata respiraba anhelosamente.

   – Me voy  – dijo al cabo con voz jadeante – Usted no me embauca a mí.
   – Entra en la iglesia, y reza Ágata –  suplicó el sacerdote. Y cuando ella, sin decir palabra, le dio la espalda, añadió: – volverás, hija... Volverás esta misma noche.

   Como única respuesta percibió el taconeo de Ágata que se perdía en la calle.

   Perplejo y meditabundo por aquel caso, se sentó en el confesionario, y decidió echar mano de dos armas, las más eficaces en semejantes casos: la oración y la caridad. Oía confesiones y escuchaba cuitas. Y a todos, después de imponer la penitencia les decía: – “Voy a pedirle que me ayude a implorar una gracia especial de Nuestro Señor. ¿Quiere quedarse en la iglesia una hora rezando por un alma que lo necesita mucho?

  Ninguno se negó. Un hombre que debía salir de viaje, lo aplazó. Otros que tenían compromisos los pospusieron. Pronto habia en la Iglesia un grupo numeroso de gente que oraba por aquella alma desconocida. El sacerdote se adelantó hacia el presbiterio y allí comenzó a orar: – “Padre Nuestro...”. 

   Rezó hora tras hora. Sobrevino la noche; el último toque de las campanas descendía de la torre; se apagaban los ruidos de la calle. Quedó sola la Iglesia, y en ella el sacerdote siempre de rodillas... Y la puerta abierta. Era ya pasada la media noche, cuando resonó en el pavimento el repiqueteo nervioso de unos tacones. Cuando la recién llegada se arrodilló a unos pasos de él, continuó inmóvil, sin apartar los ojos del altar por un solo instante. Pero llegaron a sus oídos los sollozos de la arrepentida. 

   – Si  no la espero – dijo después el párroco – puede que, al encontrar cerrada la Iglesia, no hubiera vuelto nunca. 

   Ágata fue desde entonces una mujer ejemplar.

   Así termina el relato del sacerdote que más tarde fue Monseñor Fulton Sheen, profesor de la Universidad de Washington. 

Padre Lauro López Beltrán

Tomado de Integridad Mexicana Nov-Dic, 2001.

jueves, 13 de noviembre de 2025

PARA OBTENER LA PRESERVACIÓN DE LA INOCENCIA DE LOS NIÑOS Y SU PERSEVERANCIA PERPETUA EN EL BIEN



Padre de familia: ¡Preserva la inocencia de tus hijos, cuida su acceso a la red de internet! Emplea claves de entrada, supervísalos durante su uso y pon programas que filtren (solo relativamente) la pornografía. Por ello la PC debe estar siempre a la vista para poder supervisar su empleo.

 ¡Cuidado con los teléfonos móviles con internet! Existen móviles con línea telefónica sin acceso a internet.

Cuántos padres tienen mil cuidados en cuanto a la integridad física de sus hijos, cuidan la puerta del frente pero descuidan la integridad moral de ellos al permitirles un uso indiscriminado del internet sin supervisión, tienen el Enemigo en casa y no lo advierten. Lo han dejado entrar por la puerta trasera y ahora reina en su casa y han permitido que también sus hijos -incluso desde los cinco años- lo traigan en la bolsa, en su teléfono celular con acceso a internet. Estos peligros muchos padres no los adviertan. Y si llegan a darse cuenta, muchas veces ya es muy tarde.

PRINCIPALES RIESGOS:

-Pornografía.
-Sexting.
-Sitios contrarios al catolicismo que hacen dudar o hasta perder la fe.
-Sitios con ideologías políticas disolventes o sectas peligrosas que atrapan a sus lectores.
-Contactar con depredadores sexuales que los engañan diciendo que son de su misma edad.
-Amistades peligrosas que los pueden inducir a drogas o comportamientos indebidos.
-Cyberbullying (activo o pasivo).
-Etc.

No olvidemos que un niño o un adolescente está poco preparado aún para enfrentar estos peligros.

ORACIÓN (MUY RECOMENDABLE):

Virgen Santísima, llena de gracia, Tú que siempre has sido agradable en la presencia de Dios, dígnate bajar tus ojos llenos de dulzura hacia los hijos de los hombres de los cuales la Sabiduría Eterna ha dicho encontrar sus delicias en el hacer de ellos su morada. Mirad no obstante, más especialmente, la edad tierna, que está expuesta hoy más de lo que nunca antes fue, a las asechanzas del mundo. El dragón apocalíptico no quiere dejar sobrevivir nada en el mundo de lo que todavía lleva o pudiera llevar el nombre de Dios y quisiera corromper la inocencia, la espontaneidad y la generosidad de las almas infantiles a fin de volver estéril en ellas para siempre toda inclinación hacia Dios.

Tú que siempre has mostrado una predilección tan singular por los niños, no permitas que el torrente de iniquidad y de impiedad que hoy inunda la tierra vaya a corromper de manera irreparable las tan excelentes disposiciones de sus almas. Acuérdate que ellos son tu herencia, entre todas la más amada, y que en el Calvario en unión con tu  Divino Hijo, te han costado un precio muy alto.

Que tu Corazón Inmaculado se digne recibirlos bajo su misericordioso patrocinio; los confirme en su inocencia y sobre todo en la gracia de la verdadera humildad; que Él se vuelva su refugio y providencia; les obtenga las divinas gracias, especialmente la de fidelidad a la Verdad Divina y haga siempre que, a imagen suya, el fuego que Él encienda en sus corazones no se apague ni se manche nunca jamás. 
Amén.

Nuestra Señora de Guadalupe: ¡Preserva a los niños! ¡Santifica a los niños! ¡Salva a los niños!
San José protector de la Sagrada Familia: ¡Protege a los niños!
San Miguel Arcángel, jefe de la Milicia Celestial: ¡Defiende a los niños!
San Juan Bautista: ¡Ilumina a los niños!.

-Propaga esta urgente oración-

"¡Ay de aquel que escandalizare a alguno de mis pequeñuelos, más le valdría atarse al cuello una rueda de molino y arrojarse al mar!": N.S. Jesucristo.

EL PUDOR ES UNA GRAN VIRTUD PARA HOMBRES Y MUJERES


«El pudor advierte el peligro inminente, impide exponerse a él e impone la fuga en determinadas ocasiones. El pudor no gusta de palabras torpes y vulgares, y detesta toda conducta inmodesta, aun la más leve; evita con todo cuidado la familiaridad sospechosa con personas de otro sexo, porque llena plenamente el alma de un profundo respeto hacia el cuerpo que es miembro de Cristo (cf. 1 Cor 6:15) y templo del Espíritu Santo».

 S. S. Pío XII, Encíclica "Sacra virginitas".



miércoles, 12 de noviembre de 2025

¡¡¡CUIDADO!!!



"No encuentro otro medio más poderoso para atraer sobre nosotros el Reino de Dios, la Sabiduría, que unir a la oración vocal la oración mental, rezando el Santo Rosario y meditando sus misterios". San Luis María Griñón de Montfort.

El Padre Pío tenía Rosarios en todas partes, bajo la almohada, en la mesilla de noche, en los bolsillos, dondequiera... Era el religioso del rosario. Consideraba el Rosario como su arma predilecta contra toda clase de enemigos. En alguna ocasión llegó a afirmar: “ Quisiera que los días tuvieran 48 horas para poder redoblar los rosarios. Cuando le preguntaban por su herencia espiritual no dudaba en afirmar que era el Rosario: “¡Amad a la Virgen y hacedla amar. Recitad siempre el Rosario!”.

"Entre las devociones aprobadas por la Iglesia ninguna más dulce ni más eficaz que el Santísimo Rosario". San Antonio María Claret.

"Con el Rosario, los enfermos recobrarán la salud o no morirán sin los sacramentos". San Francisco Javier.

"El Rosario es la salvación de los fieles". Papa Clemente VIII.

"El Rosario aplaca la justa indignación de Dios". Papa Gregorio XIV.

"El Rosario es una parte y forma de oración, bellísima acomodada a nuestros tiempos, fácil de practicar y muy fructuosa". Papa León XIII.

"El Rosario invita a nuestros dedos, a nuestros labios y a nuestro corazón a entonar una gran sinfonía de súplica y oración, y por estos motivos es la plegaria más grandiosa que jamás haya compuesto el hombre. El Rosario es un sitio de encuentro de los no instruidos y de los sabios; es la escuela donde el amor sencillo se acrecienta en conocimientos y donde los sabios aumentan su amor". Monseñor Fulton J. Sheen. 

"Si nos dieran un programa más difícil de salvación, muchas almas que se condenarán tendrían el pretexto de que no pudieron realizar dicho programa. Pero ahora el programa es brevísimo y fácil: rezar el Santo Rosario. Con el Rosario practicaremos los Santos Mandamientos, aprovecharemos la frecuencia de los Sacramentos, procuraremos cumplir perfectamente nuestros deberes de estado y hacer lo que Dios quiere de cada uno de nosotros". Sor Lucía de Fátima.

Rezar el Rosario es revivir con María los mayores sucesos de la Historia. Cuando lo rezamos nos dirigimos precisamente a Dios Padre que nos ha dado a su hijo Jesucristo, pero lo hacemos poniendo de intermediaria a la Virgen Madre de Dios. El Rosario es una cadena misteriosa formada con eslabones de confianza que nos une indisolublemente al corazón de la Madre de Dios y de los Hombres. Amemos a Nuestro Amado Señor Jesús recordando y meditando su vida en cada Misterio, rezando la oración que Él mismo nos enseñó con el Padre Nuestro, saludando a Nuestra Madre Bendita con cada Ave María, y Glorificando a Nuestro Dios en cada Gloria. En el Rosario se nos hacen visibles las huellas de Jesús en el mundo... hacia el Padre conduce este camino. De perla en perla, de decena en decena, recorremos nosotros los caminos de Jesús. A través de los misterios de su niñez, a través de las estaciones de su pasión redentora, podemos nosotros, con María, caminar hacia su plenitud y glorificación. Sus caminos se convierten en nuestros caminos. Unámonos en oración por Amor a Jesús.

martes, 11 de noviembre de 2025

MEDITAR SOBRE LA PASIÓN


 “Lo primero que podemos obtener al meditar en la cruz y en las virtudes de nuestro Salvador es un profundo arrepentimiento de nuestros pecados que fueron los que ocasionaron su Pasión y su Muerte, un deseo grande de desagraviarlo por las ofensas que le hemos hecho y un esfuerzo continuo por conseguir la conversión de los pecadores.

Lo segundo que debemos hacer al meditar en la pasión y cruz del Redentor es pedirle confiadamente perdón de todas nuestras faltas, convencidos de que fue por obtenernos el perdón que sufrió tan atroces tormentos. Al recordarlos deberíamos sentir un verdadero odio y asco hacia nuestras maldades, y un gran amor hacia quien tanto ha sufrido por salvarnos.

Lo tercero debe ser esforzarnos con toda la voluntad en alejar del corazón y sofocar en nuestra vida las indebidas inclinaciones que nos llevan al pecado. 

Lo cuarto que nos propongamos imitar las admirables virtudes de Jesús, el cual según dice san Pedro "sufrió por nosotros, dejándonos ejemplo para que sigamos sus huellas" (1P 2, 21).

P. Lorenzo Scupoli – Combate espiritual

lunes, 10 de noviembre de 2025

UNA MAMÁ QUE TODAVÍA SE HALLABA EN EL PURGATORIO



El Padre Giuseppe Tomaselli cuenta una experiencia suya con su propia madre fallecida:

«Mi madre fue una persona de gran ejemplo, y a ella le debo en gran parte mi vocación sacerdotal. Iba a Misa y comulgaba todos los días, incluso en la vejez. Jamás dejó de rezar el Rosario. Caritativa, hasta el punto de perder un ojo mientras realizaba un gran acto de caridad hacia una pobre mujer. Siempre conforme al querer de Dios, tanto que cuando mi padre yacía muerto en nuestra casa, cuando yo me pregunté: “¿Qué le puedo decir a Jesús en estos momentos para agradarle?”, ella me dijo que repitiera: “Señor, hágase tu voluntad”. En su lecho de muerte recibió los últimos Sacramentos con fe viva. Unas horas antes de su muerte, sufriendo demasiado, repetía: “¡Oh Jesús, quisiera pedirte que disminuyas mis sufrimientos! Pero no quiero oponerme a tus deseos; ¡haz tu voluntad!” Así murió aquella mujer que me trajo al mundo.

Teniendo muy presente lo que es la Justicia Divina, y prestando poca atención a los elogios que podían dar los conocidos y los mismos sacerdotes sobre mi madre, intensifiqué los sufragios por su alma. Ofrecí gran número de santas Misas, muchas obras de caridad, y donde predicaba exhortaba a los fieles a ofrecer comuniones, oraciones y buenas obras en sufragio de ella.

2 años y medio después de su muerte, de repente se apareció aquí en mi habitación, luciendo muy triste, y tuvo lugar la siguiente conversación:

—¡Me dejaste en el Purgatorio!

—¿Todo este tiempo has estado en el Purgatorio?

—¡Y todavía lo estoy! ¡Mi alma está rodeada de tinieblas y no puedo ver la Luz, que es Dios! Estoy a las puertas del Paraíso, cerca del gozo eterno, y me desgarra el deseo de entrar en él, ¡pero no puedo! Cuantas veces he dicho: Si mis hijos supieran mi terrible tormento, ¡vendrían pronto en mi ayuda!

—¿Y por qué no viniste antes para hacérmelo saber?

—No me era permitido.

—¿Aún no has visto al Señor?

—Tan pronto como expiré, vi a Dios, pero no en toda su luz.

—¿Qué podemos hacer para liberarte de inmediato?

—Sólo necesito una Misa. Dios me ha permitido venir para pedirlo.

—¡Tan pronto como entres al Cielo, regresa para darme la noticia!

—¡Si el Señor lo permite! ¡Qué luz! ¡Qué esplendor!

Se celebraron 2 Misas y algunos días después volvió a aparecerse, y dijo: “¡Estoy en el Paraíso!”

Meditando en esto que he expuesto, me digo a mí mismo: ella llevaba una vida tan ejemplarmente cristiana, y se habían ofrecido por su alma una gran cantidad de sufragios... ¡y aun así permaneció 2 años y medio en el Purgatorio! ¡Nuestros juicios son tan equivocados!»

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Continuemos orando mucho por nuestros difuntos, aunque hayan parecido muy santos, no sea que los dejemos en el Purgatorio largo tiempo por pensar que ya están en el Cielo.

Benditos sean Jesús y María.

sábado, 8 de noviembre de 2025

ORACIÓN DE REPARACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA CORREDENTORA, INDULGENCIADA POR SAN PÍO X EN 1914


Santísima Virgen, Madre de Dios, mira con bondad desde el cielo, donde reinas, a este miserable pecador, tu siervo. Consciente de su indignidad, en reparación por las ofensas cometidas contra ti por lenguas impías y blasfemas, desde lo más profundo de su corazón te bendice y exalta como la más pura, la más bella y la más santa de todas las criaturas.

Bendice tu santo nombre, bendice tus sublimes prerrogativas como verdadera Madre de Dios, siempre Virgen, concebida sin mancha de pecado, como CORREDENTORA DEL GÉNERO HUMANO. Bendice al Padre eterno, que te eligió de manera especial como su Hija; bendice al Verbo Encarnado, que, al asumir la naturaleza humana en tu purísimo seno, te hizo su Madre; bendice al Espíritu Santo, que te eligió como su Esposa. Bendice, exalta y da gracias a la augusta Trinidad que te eligió y te favoreció tanto que te elevó por encima de todas las criaturas a las más sublimes alturas.

Oh santa y misericordiosa Virgen, implora el arrepentimiento de tus ofensores y acepta este pequeño homenaje de tu siervo, obteniendo también para él, de tu divino Hijo, el perdón de sus pecados. Amén.

El 22 de enero de 1914, el Papa San Pío X concedió que los fieles cristianos que recen esta oración con corazón contrito y devoto obtengan una indulgencia de cien días, aplicable también a los difuntos. La presente indulgencia es válida a perpetuidad y sin necesidad de breve expedición.


viernes, 7 de noviembre de 2025

DE LA FIDUCIA AL HOMBRE LÍQUIDO



La patria potestas: deber sagrado y no dominio


BLOQUE I — ROMA Y LA FIDUCIA PÚBLICA 

1) La casa como cimiento público: depositarius fidei publicae

La historia de Occidente se puede contar como historia de la confianza:
de la fiducia que moldeó la constitución moral del derecho romano,
de la fides que la Cristiandad elevó a caridad,
y de la incredulidad moderna que disolvió al hombre hasta hacerlo líquido.

En ese arco, Roma fija el punto de partida: el pater familias como depositario de confianza pública (depositarius fidei publicae). Su potestad no es el dominio de un propietario sobre cosas, sino la custodia de un bien recibido: la continuidad moral, patrimonial y cultual de una domus que no es mera “vida privada”, sino primer nivel de lo público. La civitas late en la casa; la casa respira por la ciudad. De ahí que el padre no se perteneciera —representaba—: hacía visible, ante magistrados y dioses, la integridad de los suyos.

Esta representación tenía cuatro vértebras:
 • Moral (virtus, pietas, disciplina): formar carácter y hábitos en consonancia con el mos maiorum.
 • Jurídica (ius, officium, consilium domesticum): regir con ley y con consejo, no a solas con la voluntad.
 • Económica-patrimonial (patrimonium, peculium, tutela): administrar para la estirpe, no para el capricho.
 • Sacral-doméstica (lares, penates, lararium): custodiar el culto que anuda vivos y antepasados con la ciudad.

Por eso la patria potestas nace como signo de continuidad y no como licencia de arbitrariedad. Se constituye para que la casa sea micro-república: escuela de ley, ritual y templanza; ensayo del foro en el comedor; altar encendido que recuerda al de Vesta.

2) El ius vitae necisque desenmascarado: mito y norma

El moderno imaginario convierte la potestad arcaica en caricatura de tiranía. Roma hizo lo contrario: transformó poder bruto en oficio reglado. Aun cuando fuentes antiguas recuerdan la sombra del ius vitae necisque, la práctica lo subordinó al consilium domesticum y a la causa iusta; y el desarrollo clásico lo cercenó de hecho, integrándolo en el sistema judicial público. En la cumbre del ius civile, ningún padre decente podía actuar sin razones objetivas, sin consejo y sin sujeción a la ley. La regla que destila Ulpiano —potestas in liberos est officium, non dominatio— no es ocurrencia moralizante: es la juridificación definitiva de un principio mil veces ejercido.

3) La Matrona, sacerdotisa del orden: dignidad civil-religiosa

El esquema romano no opone varón y mujer en dialéctica de poder: los distingue jerárquicamente para cooperar. La matrona no es sierva: es custodia del lar y administradora de su dos, con función ritual y estabilidad patrimonial. Su dignidad no procede de equiparar roles, sino de consagrar su misión propia: preserva el fuego, ordena el interior, transmite la pietas. El padre exterioriza, la madre interioriza; ambos, ordenan. No hay paternidad legítima sin esta alianza jerárquica.

4) Derecho como moral institucional: de mos a lex

Roma no dejó la moral a la buena voluntad. Institucionalizó la costumbre en ley. Las Leges Iuliae y la Papia Poppaea no son moralismo penal: son tecnología cívica de la virtud doméstica. Premian prole, protegen patrimonio conyugal, sancionan adulterio como crimen contra la fides publica. Así la libertad deviene servicio; el deseo, responsabilidad; la casa, semillero político. La familia desordenada no es “estilo de vida”: es lesión de la república.

5) Anatomía de la domus: jurisdicción, economía y culto
 • Jurisdicción doméstica: El padre preside un foro en miniatura; el consilium domesticum funciona como dique de arbitrariedad. Se juzga con ritual, no con capricho.
 • Economía fiduciaria: La administración patrimonial se rige por el interés de la gens. El peculium disciplina el uso: no emancipa del deber; educa en responsabilidad.
 • Culto familiar: El lararium es código vivo de continuidad. A la mesa se aprenden la ley y el agradecimiento; al altar, el límite del hombre.

6) Síntesis romana ampliada (tesis completa)
 1. Representación pública: el padre responde por su casa ante la ciudad; su auctoritas es servicio representativo.
 2. Limitación orgánica: consejo, costumbre y ley templaron desde temprano la violencia del poder bruto.
 3. Cooperación jerárquica: matrona y padre ejercen dignidades diferentes, convergentes.
 4. Moral en ley: la virtud doméstica se vuelve política pública por medio de premios, sanciones y protección de patrimonio.
 5. Paternidad = oficio: officium fidei, no dominatio.
 6. Teleología cívica: la casa bien regida alimenta la república; la república custodia a la casa.


BLOQUE II — LA CRISTIANDAD: DEL OFFICIUM FIDEI AL MINISTERIUM CARITATIS 

1) Bautismo del orden romano: nueva finalidad, misma forma

El cristianismo no destruye la forma romana: la eleva. Guarda jerarquía, ley, culto, patrimonio; cambia la finalidad: de la civitas terrena a la Civitas Dei. Donde antes hubo officium cívico, ahora hay ministerio de caridad; donde hubo fides publica, ahora fe teologal. La autoridad se reconoce recibida, no originaria: Ex quo omnis paternitas… —toda paternidad toma nombre del Padre eterno—. La potestas se convierte en signo sacramental de una Providencia que gobierna amando.

2) Vicarius Dei in domo sua: el padre como minister ordinis

Santo Tomás fija la teología del mando doméstico: el padre es vicario; sirve al orden que lo excede. No manda porque puede, manda porque debe. La obligación no es adorno: es la forma de su poder. Un vicario que se apropia el encargo se corrompe; el que lo desempeña en obediencia transparenta a Dios en su casa.

Cadena de obligaciones (teología del deber)
 • De Dios al padre: autoridad participada; gracia para gobernar en justicia.
 • Del padre a los suyos: guardar, criar, enseñar, corregir, reconciliar, santificar la vida ordinaria.
 • De los suyos al padre: obediencia libre y agradecida, en la verdad del bien.
 • De la casa a la ciudad: irradiar virtud, servir de cimiento, custodiar continuidad.

3) Ecclesia domestica: altar, mesa y trabajo

La casa cristiana es iglesia en miniatura. Su liturgia cotidiana —trabajo honesto, palabra que instruye, corrección que cura, pan compartido, oración— es sacramentalidad del orden. Por eso el derecho canónico manda educar en la fe y en las costumbres; por eso los ordenamientos civiles cristianos (de las Partidas a los fueros) definen la potestad como “derecho natural que Dios puso en el hombre para guardar, criar y enseñar”. La paternidad se vuelve via regia de santificación: camino ordinario hacia lo eterno.

4) Política por analogía: cura communitatis y subsidiariedad

El padre y el príncipe obedecen a la misma forma: cura communitatis. La subsidiariedad brota de aquí: el orden superior ayuda, no sustituye; el inferior cumple, no abdica. Suprimir al padre no es neutral: rompe la jerarquía del bien. Inflar al Estado para “tutelar” hogares es matar confianza; atrofiar al hogar en nombre de autonomía es matar comunidad. El orden cristiano es orquestación analógica, no suma de islas ni centralismo.

5) Estructura virtuosa del mando (ars regendi domestica)
 • Prudencia: ordena fines, tiempos y medios; distingue corrección de dureza.
 • Justicia: da a cada uno lo suyo; disciplina con medida.
 • Fortaleza: protege sin odio, sostiene sin quejarse.
 • Templanza: limita el yo; desarma al capricho.
 • Caridad: forma todo; hace amable la ley, fecunda la obediencia.

6) El arco completo (Roma → Cristiandad) en una fórmula

De la fiducia a la caritas: la casa bien regida alimenta la república (Roma); el padre que sirve al orden divino santifica la casa y, por ella, al mundo (Cristiandad).
Del officium fidei al ministerium caritatis.


BLOQUE III — MODERNIDAD, POSMODERNIDAD Y EL HOMBRE LÍQUIDO 

1) Antropología rota: del ser recibido al yo autosuficiente

El Renacimiento estetiza el mando; la Reforma privatiza la fe; la Ilustración contratualiza la autoridad. Lo que era participación del orden se vuelve proyecto de voluntad. El padre deja de ser representación (de Dios, de la ciudad) para ser individuo. Sin vertical, se evapora el límite. La autoridad pierde “telos”; sólo administra. El hogar se sentimentaliza; el Estado se pedagogiza.

2) Revolución y Estado-padre: estatización de la promesa

La Revolución seculariza el matrimonio, relativiza el vínculo, convierte la potestas en competencia estatal. El Estado se autoerige en Pedagogo Universal: promete proteger a todos… a condición de ser padre único. Napoleón codifica: filiación legal, divorcio como válvula, patria potestad administrativizada. El padre ciudadano nace igual… y desarmado.

3) Industrialización: del maestro de casa al proveedor ausente

La fábrica extrae al padre; la escuela estatal ocupa la domus; el ocio masivo coloniza el salón. El padre paga; otros educan y “cuidan”. Se instala la figura del padre-chequera. Cuando el dinero suple al ejemplo, la autoridad pierde rostro. La cultura de masas fabrica dos caricaturas: tirano o bufón. Ambas legitiman la irrelevancia del padre.

4) Posmodernidad: “patriarcado” como inversión semántica

Negada la naturaleza, toda jerarquía deviene sospecha; la diferencia sexual, construcción. Si todo es fluido, la paternidad es prescindible. Nace el hombre líquido: sin forma, sin herencia, sin promesa. Su alma reacciona a estímulos: no puede decir “para siempre”. Y donde nadie puede prometer, la confianza muere.

Promissio cadit, societas cadit.
Si cae la promesa, cae la sociedad.


BLOQUE IV — MÉXICO Y LA RESTAURACIÓN FIDUCIARIA 

1) Genealogía mexicana de la paternidad

Virreinato
Heredero del derecho romano por la vía castellana y bautizado por la teología, el padre fue cabeza jerárquica y custodio espiritual. El hogar campesino-gremial unía oficio, altar y mesa. La autoridad estaba limitada por el sacramento, el confesor y la costumbre cristiana. La paternidad era ministerio y oficio.

Siglo XIX liberal (Leyes de Reforma)
Secularización del matrimonio y del registro civil; el Estado-escuela suplanta la domus como centro pedagógico. El padre se administrativiza: tutor y proveedor, no símbolo moral. La cadena simbólica (Dios-Padre-padre) se corta; queda ley positiva y proyecto estatal.

Porfiriato
Orden, progreso, pero positivismo: el padre deviene disciplinador racionalista. Mantiene presencia, pierde transparencia sagrada. El rendimiento sustituye gradualmente a la virtud como medida.

Revolución y posrevolución
Corporativismo y Estado-padre. La tutela se colectiviza; la lealtad se politiza. La paternidad real se desplaza: el Presidente-Padre, el Partido-Padre, el Sindicato-Padre. La casa se feminiza por abandono o por diseño; la potestas doméstica languidece entre subsidio y clientelismo.

México tardomoderno
Migración, urbanización, economías informales, escolaridad masiva, pantallas omnipresentes: orfandad estructural. Dos patologías copan el imaginario:
 • Macho: fuerza sin deber, voluntad sin orden (parodia de potestas).
 • Padre ausente: deber negado, vínculo roto (parodia de ministerium).

Ambos son hijos bastardos de la secularización: uno usurpa, el otro abdica.

2) La herida contemporánea: mapa sintético
 • Cultural: padre ridiculizado o criminalizado; varón virtuoso invisible.
 • Jurídica: patria potestad fragmentada en custodias y trámites; el símbolo degradado a función.
 • Económica: precariedad, multipresencia laboral, hiper-endeudamiento; el hogar, último en la fila.
 • Educativa: monopolio “pedagógico” estatal-mediático; la mesa deja de ser cátedra.
 • Religiosa: fe privatizada; sacramento reducido a rito ocasional.

Resultado: orfandad civil. Una nación que mira a la pantalla buscando el rostro que faltó en la cabecera de la mesa.

3) Crítica a la consigna del “patriarcado”

La consigna homologa dominación y paternidad: sofisma eficaz, falso en raíz. Lo que oprime no es la paternidad ordenada, sino su corrupción cuando se divorcia del amor. El machismo nace donde ya no hay padre: queda músculo sin misión. Destruir la paternidad no emancipa: abandona.

4) Programa de restauración (jurídico-moral-cultural)

A. Principio rector

Restaurar la paternidad como autoridad recibida y servicio ordenado al bien: ministerium ordinis.
(Sin esto, todo es re-ingeniería con pies de barro.)

B. Siete frentes, una sola sinfonía
 1. Casa como primer orden público
 • Reinstalar la domus como escuela de virtud: horarios, ritos, sobremesa, lectura en voz alta, oración.
 • “Plan de mesa”: un día semanal sin pantallas, con conversación y memoria familiar.
 2. Subsidiariedad práctica
 • Marco jurídico que ayude sin sustituir: incentivos al tiempo paterno (no solo al ingreso), reconocimientos a la presencia.
 • Políticas que premien co-formación doméstica (lectura, música, deporte en familia) y no solo “asistencia”.
 3. Reforma del lenguaje público
 • Desterrar la sinonimia padre = violento.
 • Manuales de estilo para prensa y escuela: paternidad fiduciaria, autoridad servidora, cura communitatis.
 4. Derecho de familia con símbolo
 • Tutelar la unidad de la patria potestad como misión conjunta (padre-madre).
 • Evitar convertir al juez en padre sustituto por defecto.
 • Mediación obligatoria orientada al bien del hijo como bien de la comunidad.
 5. Economía del tiempo
 • Incentivos fiscales para empresas que faciliten jornada “paterno-presente”.
 • Premiación pública (municipal/estatal) a Casas de presencia (indicadores de tiempo significativo padre-hijo).
 6. Liturgia doméstica
 • Talleres parroquiales y comunitarios de ars regendi domestica: prudencia, corrección, perdón, economía del hogar, devociones.
 • Recuperar ritos mínimos: bendición de la mesa, lectura del Evangelio dominical en casa, examen de conciencia familiar breve.
 7. Narrativa cultural
 • Series, crónicas y campañas donde el varón virtuoso sea de nuevo visible: firme, alegre, trabajador, sacrificado, orante.
 • Concurso anual Padre que responde: relatos reales de fiducia vivida.

C. Regla de oro (disciplina interior)
 • Presencia antes que prédica.
 • Coherencia antes que consigna.
 • Ritual antes que discurso.
 • Perdón antes que perfeccionismo.
 • Sacrificio antes que sensibilidad.

5) Teología práctica del padre
 • Imagen: no crea el orden; lo refleja.
 • Misión: no se impone; se recibe.
 • Límite: no manda sobre almas; sirve su salvación.
 • Prueba: no es infalible; es fiel.
 • Promesa: no ofrece placer; da destino.

Minister ordinis, non dominus voluntatis.
Servidor del orden, no dueño de la voluntad.

6) Epílogo restaurativo (México)

México no resucitará por ingeniería social sin conversión doméstica.
Mientras haya un hombre que, en una casa de barrio o de sierra, se ponga de pie y diga —sin gritos, sin excusas, sin miedo— “yo respondo por ti”, la nación tendrá raíz.
Ese hombre no es héroe de bronce: es padre.
Y en su fidelidad silenciosa se oye —todavía— el latido de Roma y el canto de la Iglesia.

Dum unus pater fidem servat, mundus non perit.
Mientras un solo padre guarda la fe, el mundo no perece.

Óscar Méndez Oceguera

jueves, 6 de noviembre de 2025

EL DICASTERIO PARA LA DOCTRINA DE LA FE INTENTA DESPOJAR DE SUS TÍTULOS A LA SANTÍSIMA VIRGEN

 

El Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF) acaba de publicar un nuevo documento al menos tan escandaloso como Fiducia Supplicans, ya que ataca a la Santísima Virgen, nuestra Madre, negándole los títulos que le han sido otorgados a lo largo de la historia de la Iglesia, autorizados por varios papas y muy apreciados por los teólogos.

El texto incendiario del cardenal Víctor Fernández, prefecto del DDF, lleva por título Mater Populi fidelis (Madre del pueblo fiel). Ahí explica sin ironía alguna que su panfleto pretende profundizar en los «fundamentos justos de la devoción mariana», lo que implica «una profunda fidelidad a la identidad católica y, al mismo tiempo, un esfuerzo ecuménico particular».

En otras palabras, la devoción mariana debe fijarse en los errores, las herejías y las impiedades de los no católicos hacia la Madre de Dios: una forma singular de manifestar su piedad hacia quien es nuestra Madre. La Iglesia, hasta el Concilio Vaticano II, nunca necesitó desviar la mirada para contemplar la verdad.

El sitio web InfoCatolica comenta acertadamente este recurso al ecumenismo: «A algunos analistas les ha llamado la atención el recurso al mantra del ecumenismo, como en los años 70. La ruptura más fuerte con el ecumenismo en los últimos tiempos es el documento Fiducia Supplicans, del propio cardenal Fernández, y no parece que haya ninguna revisión».

Una «tontería» para el Papa Francisco

Como se señaló en un artículo de Fsspx.Actualidad  —que se retomará ampliamente aquí— durante la homilía de la celebración de la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe en la basílica de San Pedro, el 12 de diciembre de 2019, el Papa Francisco se refirió despectivamente al título de correredentora. Este rechazo es impío, ya que se trata de una tradición muy arraigada, retomada y desarrollada por varios Papas, incluso después del Concilio Vaticano II.

En esta homilía, Francisco, tras aceptar tres títulos —mujer o dama, madre y discípula—, descartó rotundamente el título de corredentora. Añadió que se trata de un «sin sentido», pero la traducción al inglés habla de «locura», y la consulta del original nos da un significado aún más fuerte: «tontería» o «estupidez». Este sermón se cita en una nota del documento del DDF.

La corredención de la Virgen María

Basta con consultar cualquier tratado de mariología anterior al concilio para darse cuenta de la importancia que la noción de corredención, aplicada a la Virgen María, había adquirido en el pensamiento teológico durante cinco siglos. Para convencerse de ello, basta con recordar las palabras de los Papas, desde Pío IX, el Papa de la Inmaculada Concepción, hasta Pío XII, el Papa de la Asunción.

Pío IX

En la bula Ineffabilis Deus, que proclama el dogma de la Inmaculada Concepción en 1854, Pío IX escribe: «Por lo cual, así como Cristo, mediador de Dios y de los hombres, asumida la naturaleza humana, borrando la escritura del decreto que nos era contrario, lo clavó triunfante en la cruz, así la santísima Virgen, unida a Él con apretadísimo e indisoluble vínculo hostigando con Él y por Él eternamente a la venenosa serpiente, y de la misma triunfando en toda la línea, trituró su cabeza con el pie inmaculado». Si bien la palabra «corredentora» no aparece, la idea y su realidad están bien expresadas.

León XIII

Varios textos del Papa León XIII también expresan esta doctrina. La encíclica Supremi apostolatus officio (1883): «En efecto, la Virgen, exenta de la mancha original, escogida para ser la Madre de Dios y asociada por lo mismo a la obra de la salvación del género humano, goza cerca de su Hijo de un favor y poder tan grande, como nunca han podido ni podrán obtenerlo ni los hombres ni los Ángeles».

En una encíclica sobre el rosario, Jucunda semper (1894), el mismo Papa enseña: «Junto a la cruz de Jesús estaba María, su madre, que movida de inmenso amor hacia nosotros, para acogernos como hijos, ofreció voluntariamente su Hijo a la justicia divina, muriendo en su corazón con Él, traspasada por una espada de dolor».

En la constitución apostólica Ubi primum (1898), sobre la cofradía del Rosario: «Cuando por primera vez, por los designios secretos de la Divina Providencia, fuimos promovidos a la Cátedra de Pedro... espontáneamente nuestro pensamiento se dirigió a la gran Madre de Dios y su asociación en la reparación del género humano».

Finalmente, en la encíclica Adjutricem populi (1895), León XIII da la expresión más completa de esta corredención, asociándola a la mediación universal de María: «Porque desde allí, según los designios de Dios, comenzó a velar por la Iglesia, a asistirnos y a protegernos como una Madre, de modo que, después de haber sido cooperadora de la Redención humana, se convirtió también, por el poder casi inmenso que le fue concedido, en dispensadora de la gracia que deriva de esta Redención para todos los tiempos».

San Pío X

Este santo Papa también evocó la doctrina de la corredención en su famosa encíclica Ad diem illum (1904), con motivo del cincuentenario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción: «Y por esta comunión de voluntad y de dolores entre María y Cristo, ella mereció convertirse con toda dignidad en reparadora del orbe perdido (De Excellentia Virginis Mariæ, c. IX) y, por lo tanto, en dispensadora de todos los bienes que Jesús nos ganó con su muerte y con su sangre». El santo papa subraya el vínculo entre la corredención y la mediación universal.

Durante el pontificado de este glorioso Papa, un decreto del Santo Oficio del 26 de junio de 1913 elogió «la costumbre de añadir al nombre de Jesús el de su Madre, nuestra corredentera, la bienaventurada Virgen María». La misma congregación concedió una indulgencia por la recitación de la oración en la que se llama a María « corredentora del género humano », el 22 de enero de 1914.

Benedicto XV

A su vez, habló de esta doctrina en su carta Inter solidacia: «Al asociarse a la Pasión y muerte de su Hijo, sufrió como si Ella misma muriera (…) para apaciguar a la justicia divina; tanto como pudo, inmoló a su Hijo, de tal modo que se puede decir con razón que junto con Él redimió al género humano. Y, por esta razón, todas las gracias que obtenemos del tesoro de la redención nos llegan, por así decirlo, de las manos de la Virgen dolorosa».

Pío XI

Primero debemos citar su Carta Explorata res (2 de febrero de 1923), en la que ofrece esta hermosa alabanza a nuestra Madre Celestial: «No puede sucumbir eternamente aquel a quien asis­tiese la Santísima Virgen, principalmente en el crítico momento de la muerte. Y esta sentencia de los doctores de la Iglesia, de acuerdo con el sentir del pueblo cristiano y corroborada por una ininterrum­pida experiencia, apóyase muy principalmente en que la Virgen do­lorosa participó con Jesucristo en la obra de la Redención».

Fue el primer Papa en usar el término corredentora. En su radiomensaje a los peregrinos de Lourdes por el Jubileo de la Redención, recitó esta oración: «Oh Madre de piedad y de misericordia, que acompañabais a vuestro dulce Hijo, mientras llevaba a cabo en el altar de la Cruz la Redención del género humano, como corredentora nuestra y asociada a sus dolores, conservad en nosotros y aumentad cada día, os lo pe­dimos, los preciosos frutos de la Redención y de vuestra compa­sión» (29 de abril de 1935).

Y durante la Alocución a los peregrinos de Vicenza (30/11/1933), afirmó claramente: «Por la naturaleza de su obra, el Redentor debió asociar a su Madre a su obra. Por esta razón la invocamos con el título de Corredentora».

Pío XII

El Pastor Angélico mencionó repetidamente el hecho de la corredención de María, incluso si no utilizó esta palabra. En la encíclica Mystici corporis (1947), por ejemplo: «Finalmente, María, soportando con ánimo esforzado y confiado sus inmensos dolores, como verdadera Reina de los mártires, más que todos los fieles, cumplió lo que resta que padecer a Cristo en sus miembros... 'en pro de su Cuerpo [de él]..., que es la Iglesia' (Col 1,24)».

Si bien el término «corredentora» no fue escrito textualmente por este Papa, la doctrina está ahí con toda la claridad posible. Juzguemos por esta cita de la encíclica Ad caeli Reginam (1954), sobre la realeza de María:

«En el cumplimiento de la obra de la Redención, María Santísima estuvo, en verdad, estrechamente asociada a Cristo» (...) «Así como Cristo por el título particular de la Redención es nuestro Señor y nuestro Rey, así también la Bienaventurada Virgen es nuestra Señora y Reina por la manera única en que contribuyó a nuestra Redención, ya suministrando su carne a su Hijo, ya ofreciéndolo voluntariamente por nosotros, ya deseando, pidiendo y procurando para cada uno nuestra salvación» .

El Concilio Vaticano II y los Papas posteriores
Mater Populi fidelis afirma que «el Concilio Vaticano II evitó utilizar el título de Corredentora por razones dogmáticas, pastorales y ecuménicas». ¡Menuda confesión! E incluso añade que Juan Pablo II lo utilizó «al menos siete veces», pero eso no tiene mucho valor a ojos de los redactores. Destacan sobre todo la oposición del cardenal Joseph Ratzinger, que consideraba que se trataba de un «término erróneo».

En cuanto al Papa Francisco, expresó al menos en tres ocasiones su oposición al uso del título de corredentora. Y el texto añade: «Cuando una expresión requiere numerosas y constantes explicaciones para evitar que se desvíe de su significado correcto, no presta un buen servicio a la fe del Pueblo de Dios y se convierte en inconveniente».

El sitio web InfoCatolica no puede evitar comentar que el cardenal Fernández «intenta explicar cómo Fiducia Supplicans puede hablar de bendiciones que no son bendiciones a parejas que no son parejas. ¿Presta así servicio «a la fe del pueblo de Dios»?

Hay que decirlo, el rechazo de los títulos de la Santísima Virgen, especialmente los de Corredentora y Mediadora, tiene su origen en el ecumenismo. Ya en 1950, cuando se proclamó el dogma de la Asunción de la Santísima Virgen, los modernistas se indignaron, viendo en ello un nuevo obstáculo para el acercamiento con los protestantes.

En el Concilio Vaticano II, los Padres suprimieron pura y simplemente el esquema preparado sobre la Santísima Virgen, para no darle demasiada importancia, y lo convirtieron en un simple capítulo de la constitución Lumen gentium sobre la Iglesia. El Concilio reconoce a María títulos como Abogada, Auxiliadora, Socorro e incluso Mediadora, la proclama Madre de la Iglesia, pero la tendencia es al minimalismo.

En definitiva, este nuevo texto desvirtúa la devoción mariana, sustituyendo los gloriosos títulos de Corredentora y Mediadora por expresiones vagas como Madre de los creyentes (término incluso aplicable a los musulmanes), Madre de gracia o Madre del pueblo fiel, que diluyen la fe católica para no incomodar a los no católicos.

Fuentes: Saint-Siège/FSSPX.Actualités.  FSSPX Actualidad. El Dicasterio para la Doctrina de la Fe ataca a la Santísima Virgen. 6 Noviembre 2025.

miércoles, 5 de noviembre de 2025

LA SANTÍSIMA VIRGEN ES CORREDENTORA, LES GUSTE O NO


Pío XI: "¡Oh Madre de piedad y de misericordia, que acompañabais a vuestro dulce Hijo, mientras llevaba a cabo en el altar de la cruz la redención del género humano, como corredentora nuestra asociada a sus dolores...!, conservad en nosotros y aumentad cada día, os lo pedimos, los preciosos frutos de la redención y de vuestra compasión." (Radiomensaje, 28 de abril de 1935).

San Pío X: "La consecuencia de esta comunidad de sentimientos y sufrimientos entre María y Jesús es que María mereció ser reparadora dignísima del orbe perdido y, por tanto, la dispensadora de todos los tesoros que Jesús nos conquistó con su muerte y con su sangre." (Ad diem illud, 2 de febrero de 1904).